EL CAMPO DE AVIACION.

ESTOS ERAN LOS AVIONES QUE LLEGABAN TRES VECES POR SEMANA A VICTORIA,YORO.

Con ocasión del cumpleaños del municipio de Victoria, Yoro, el uno o primero de septiembre del 2013 les daremos a conocer una serie de artículos sobre la historia de esta provincia yoreña, las mismas son tomadas del libro escrito por conocido intelectual, escritor, catedrático Roger Munguía Soto.

A continuación de manera íntegra el artículo sobre el Campo de Aviasión.

"Esta fue la ilusión de todos porque la mayoría no conocíamos los aviones; se donó un terreno que iba desde el cementerio hasta casi el portón que da al sitio, se desmostoló los árboles, la maleza y a desenterrar las raíces para nivelar el terreno y resultó que cuando ya casi estaba terminado, llegó una comisión de Tegucigalpa y dijeron que resultaba muy corta la pista.

Quiero manifestar que era sorprendente cómo colaboraba la gente con todo, las señoras hacían de su propio presupuesto, comida para enviarla a los que estaban trabajando, así como frescos naturales, era tan hermoso cómo todos colaboraban, niños, jóvenes y gente mayor para que se realizara la obra; después los ingenieros dispusieron que la pista se haría desde el camino que iba hacia la quebrada por la parte de abajo hasta cerca de la vega de los Cubas, después de trabajar tanto, la obra llegó a concretarse; también la empresa mandó a construir una caseta a manera de sala de espera o para escampar la lluvia o protegerse del sol. 

El avión llegaba tres días a la semana, por la mañana llegaba de Tegucigalpa y por la tarde regresaba después de hacer el recorrido por Yoro, Olancho, La Ceiba y San Pedro, me refiero a las empresas SAHSA Y ANHSA, cuyo encargado y representante fue el Señor Joaquín Burgos, a quien equiparon con radio comunicación, todo ésto sucedía a principios de los años 60s, el pasaje a Tegucigalpa costaba L.16.69, los estudiantes en vacaciones sólo pagábamos el 50 por ciento, se presentaba una constancia donde estaba estudiando y se hacía la operación, todo ésto duró unos 9 años y cada vez que se oía el ruido de un avión o avioneta, todo mundo corría hacia el campo a curiosear, era divertido porque la gente se tropezaba, se caía y continuaba como que si le viniera una encomienda. 

Ya en una ocasión allá por los años40s, la empresa Taca aterrizaba en el tarro pero no duró mucho. Mucha gente del pueblo y los alrededores se benefició de esta obra y de aquí salió una serie de chistes, historietas y anécdotas de lo que le había sucedido a la gente. Hubo personas muy folclóricas que se daba, el gusto de abordar el avión en la mañana, dejaban el caballo amarrado cerca de la caseta y regresaban en el vuelo de la tarde, Juan Plata fue uno de éllos.